El maestro historietista estuvo en Posadas para coordinar y
presentar la muestra en su honor con la que se inaugurará la Temporada
2013 del Centro de Arte del Centro del Conocimiento. Antes de regresar a
Buenos Aires nos dejó suculentas palabras de alguien que no sólo vivió
mucho y tiene la autoridad para contarlo, sino que hizo sentir y
reflexionar a muchas generaciones.
Con una figura que hace recordar a su
casi tocayo de apellido Ibrahim Ferrer, Manuel García Ferré tiene toda
la estirpe del estereotipo del abuelito bonachón. Caminar pausado,
sonrisa eterna, mirada vivaz y cerebro y lengua tan afilados como los
lápices de donde brotaron tantos personajes que han acompañado a varias
generaciones de argentinos. Es muy sencillo: cualquiera que tenga entre
10 y 90 años y no conozca algún personaje de García Ferré, o vive en la
luna o dentro de un sombrero, y no el de Hijitus, precisamente.
“Larguirucho es un personaje que encarna muchas características de todos los seres humanos. A veces me preguntan si él es bueno o malo, y yo respondo que, como todos nosotros, es un poco de cada uno”, nos habla don Manuel con una voz que parece un susurro. Pero no hay que confundirse, ese tono de voz, además de pertenecer a una persona de más de 80 años, es el susurro del sabio que sabe hablar pausado, que sabe lo que dice y que, además, sabe que frente a él tiene una audiencia cautivada ante la presencia de un pedazo viviente de la historia argentina. “Larguirucho cuando se aburre se junta con Neurus y hace macanas, pero luego se arrepiente y va con Hijitus. Así somos todos los seres humanos. A veces somos buenos, otras no tanto”, sonríe el creador del Boxitracio, el canguro boxeador, dejando sólo una de las tantas sabias reflexiones.
Haber cautivado a generaciones de niños desde la segunda mitad del siglo pasado, obviamente, no garantiza lograrlo con los chicos de estos nuevos tiempos tan repletos de tecnología y otros niveles de acceso a la información. Don Manuel, contra todos los pronósticos, no se manifiesta contrario a tanta parafernalia tecnológica, e incluso la defiende, pero no sin antes tirar una reflexión tan clara como el agua. “El problema no es la tecnología, sino la cantidad de horas que los niños se pasan frente a la computadora o el televisor. Si a eso le sumamos que al hacerlo seguramente están comiendo comida chatarra y tomando gaseosa, seguro que algo está funcionando mal. En su justa medida todo es bueno. Incluso el agua, si tomamos un poco nos quita la sed, si tenemos mucha, podemos ahogarnos”.
“Larguirucho es un personaje que encarna muchas características de todos los seres humanos. A veces me preguntan si él es bueno o malo, y yo respondo que, como todos nosotros, es un poco de cada uno”, nos habla don Manuel con una voz que parece un susurro. Pero no hay que confundirse, ese tono de voz, además de pertenecer a una persona de más de 80 años, es el susurro del sabio que sabe hablar pausado, que sabe lo que dice y que, además, sabe que frente a él tiene una audiencia cautivada ante la presencia de un pedazo viviente de la historia argentina. “Larguirucho cuando se aburre se junta con Neurus y hace macanas, pero luego se arrepiente y va con Hijitus. Así somos todos los seres humanos. A veces somos buenos, otras no tanto”, sonríe el creador del Boxitracio, el canguro boxeador, dejando sólo una de las tantas sabias reflexiones.
Haber cautivado a generaciones de niños desde la segunda mitad del siglo pasado, obviamente, no garantiza lograrlo con los chicos de estos nuevos tiempos tan repletos de tecnología y otros niveles de acceso a la información. Don Manuel, contra todos los pronósticos, no se manifiesta contrario a tanta parafernalia tecnológica, e incluso la defiende, pero no sin antes tirar una reflexión tan clara como el agua. “El problema no es la tecnología, sino la cantidad de horas que los niños se pasan frente a la computadora o el televisor. Si a eso le sumamos que al hacerlo seguramente están comiendo comida chatarra y tomando gaseosa, seguro que algo está funcionando mal. En su justa medida todo es bueno. Incluso el agua, si tomamos un poco nos quita la sed, si tenemos mucha, podemos ahogarnos”.
Súper Hijitus vs. Ben 10
Nuevas generaciones de niños. ¿Cómo
puede competir Súper Hijitus con Ben 10? Para el maestro, no compiten.
“Los dibujos que salen de Japón o los Estados Unidos manejan un ritmo y
un nivel de agresividad y violencia que no me gustan, pero no es que
esté en contra de ella. En dibujos como Hijitus también hay agresividad y
algo de violencia, pero se la maneja de una manera diferente. Yo
concibo a los dibujos animados como a la música. Para que una obra sea
bella debe tener picos de clímax y otras partes de relajación. Así se
forma una melodía y así concibo a mis personajes. Pero estos otros
dibujos son todo lo contrario. Tienen un ritmo infernal que sube, se
mantiene arriba y no baja nunca más”.
“El Diablo sabe por diablo…” versa el dicho, y Don Manuel encaja perfectamente en él. Así dispara una metáfora que podría desafiar a cualquiera en nivel de originalidad. Hablaba de la cantidad de información que poseen los niños en la actualidad, y comparó la situación con una manzana verde. “Si tocas una manzana del árbol y todavía está dura, sabes que no está para ser comida. Pero si la estás golpeando constantemente para comprobar si se ablandó, seguro que lo estará, pero por los golpes, no por la maduración. Así sucede hoy con tanta información. Que bombardees a los chicos con tanto conocimiento no garantiza que sepan más”.
¿Más claro? Pregúntenle a Petete. Y parafraseando al pingüinito y su Libro Gordo, “don Manuel enseña, don Manuel entretiene, y nosotros lo esperamos gustoso, en la Muestra del año que viene”.
“El Diablo sabe por diablo…” versa el dicho, y Don Manuel encaja perfectamente en él. Así dispara una metáfora que podría desafiar a cualquiera en nivel de originalidad. Hablaba de la cantidad de información que poseen los niños en la actualidad, y comparó la situación con una manzana verde. “Si tocas una manzana del árbol y todavía está dura, sabes que no está para ser comida. Pero si la estás golpeando constantemente para comprobar si se ablandó, seguro que lo estará, pero por los golpes, no por la maduración. Así sucede hoy con tanta información. Que bombardees a los chicos con tanto conocimiento no garantiza que sepan más”.
¿Más claro? Pregúntenle a Petete. Y parafraseando al pingüinito y su Libro Gordo, “don Manuel enseña, don Manuel entretiene, y nosotros lo esperamos gustoso, en la Muestra del año que viene”.